Moverse en metro en Atenas es bastante recomendable (rápido y barato), y además los mapas, carteles indicativos y demás vienen tanto en letras griegas como en letras 'normales' que todos entendemos.
Aquí tuvimos un pequeño problema, pues la parada de 'Syntagma' estaba en obras y era donde teníamos que hacer trasbordo de la línea azul a la roja. De esta forma el metro pasó sin parar, y una señora que se percató de nuestro problema, rápidamente se apresuró a indicarnos como llegar a la parada de 'Acropolis'; esto claro, como buenamente pudo, porque de griego no entendíamos en ese momento ni 'papa'... 'Efgaristó' (gracias) le dimos a la señora y después de un pequeño paseo con las maletas a cuestas, por fin llegamos a nuestro hotel. Curioso el tema del baño en el hotel, pues como habíamos leído este era poco luminoso y algo lúgubre que parece ser lo habitual en Atenas. Además tenía el enchufe típico para afeitadoras por la parte de fuera, lo que hacía bastante incómodo de usar. Aquí también os comento que el formato del enchufe es igual al de España, por lo que no es necesario ningún tipo de adaptador.
Esa misma tarde-noche paseamos y cenamos algo por el conocido barrio de 'Plaka', que se sitúa bajo los pies de la Acrópolis. Este popular barrio (turístico donde los haya), tiene multitud de tiendas y restaurantes completamente enfocados al turismo. El precio que podemos encontrar para una cena en una de las muchas 'terracitas' que hay, no es muy diferente a los que tenemos aquí en Madrid o Barcelona en las zonas turísticas; siempre podemos encontrar una cena barata a base platos de 'kebabs' (gyros)...pero no dejéis de probar el mítico 'tzatziki'.
Además después podemos tomar una copita de 'Ouzo' en uno de los concurridos locales de ambiente del barrio. Nos acostamos pronto, que al día siguiente toca ver la 'Acropolis', el 'Ancient Agora' y otros lugares de interés de la ciudad.
En general las primeras impresiones sobre Atenas son buena, pues el trato hacia el turismo invita a uno a sentirse muy a gusto.
