martes, 17 de septiembre de 2013

El Monte Licabeto

El Monte Licabeto desde la Acrópolis
El Monte Licabeto desde la Acrópolis

El Monte Licabeto es una pequeña montaña que se alza sobre la ciudad de Atenas, con una altura de 280 metros aproximadamente. Está situada al NE del Parlamento y desde aquí, se puede llegar andado sin problemas. Desde el Parlamento cogemos la calle 'Vasilissis Sofias' hacia el Este, por donde iremos viendo algunas embajadas, hasta llegar a la calle 'Ploutarchou' que queda a mano izquierda. Esta calle recta, larga y estrecha (y con muchas escaleras al final) nos deja prácticamente a la entrada del funicular, donde corta la calle 'Aristippou'. La visita merecerá la pena por las espectaculares vistas que hay de toda la ciudad de Atenas.


Funicular Licabeto
Funicular Licabeto

Podemos acceder a su parte más alta bien por un camino o bien por el funicular que hay construido por el interior de la propia montaña (si conocéis el de Bulnes en Asturias, este es prácticamente igual). Si no disponéis de mucho tiempo os recomiendo el funicular, que tiene un precio de 7€ (ida y vuelta) por persona.




Una vez llegamos arriba podremos observar la enorme urbe que hay bajo nuestros pies. Un inmenso mar de casas blancas, que apenas dejan ver las calles. Las vistas van desde de la montaña hasta el mar Egeo, donde se puede ir distinguiendo la Acrópolis, el Templo de Zeus Olímpico, la Puerta de Adriano y el puerto del Pyreo.

Vistas desde el Monte Licabeto
Vistas desde el Monte Licabeto

Como es de esperar, arriba tenemos restaurante y cafetería, con terraza y espectaculares vistas.
Nosotros disfrutamos un rato largo de las panorámicas y tomamos fotos por decenas, pero el cielo empezó a nublarse y amenazaba con lluvia, por lo que nos apresuramos a bajar para terminar la visita a la ciudad.
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Templo de Zeus Olímpico
Templo de Zeus Olímpico

Al bajar cruzamos el 'Jardín Nacional' (con chaparrón incluido) hasta llegar al 'Templo de Zeus Olímpico'. Desgraciadamente por la hora que es, el recinto de tan majestuosas columnas está cerrado, y solo podemos admirar su belleza desde la verja exterior. Aun desde cierta distancia asombran los 17 metros de altura de las columnas, y como destaca en el suelo una de ellas que al parecer cayó a mediados del siglo XIX.



Comienza a llover nuevamente, así que damos media vuelta y pasando por debajo del 'Arco de Adriano', nos dirigimos directos al hotel a darnos una ducha (está vez ya con agua caliente). Como deja de llover nos vestimos de largo y salimos a cenar al barrio de Plaka. Llegamos a un callejón con música en vivo tradicional, donde cenamos 'Mussaka' y verduras a la plancha con queso. En nuestras cabezas ya estamos pensando en el día de mañana, que tendremos que ir al puerto a coger el ferry, pues continuamos el viaje en la isla de Milos.